Europa Press, 26 de fevereiro de 2018
Una profunda mina de oro en Sudáfrica alberga una bacteria que sobrevive sin luz solar por medio de la radiolisis del agua, la disociación de las moléculas de agua por radiación ionizante.
Este hallazgo, publicado en Scientific Reports, ha sido realizado por invesyigadores de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, que buscan análogos en la Tierra de ecosistemas aptos para la vida que puedan existir en el océano de agua líquida bajo la superficie helada de la luna Europa de Júpiter. “Estudiamos los posibles efectos de una fuente de energía biológicamente utilizable en Europa basada en información obtenida de un entorno análogo en la Tierra”, dijo Douglas Galante, investigador del Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS) de Brasil y del Centro de Investigación Astrobiológica (NAP-Astrobio).
En la mina de oro Mponeng, cerca de Johannesburgo, Sudáfrica, a una profundidad de 2,8 kilómetros, los investigadores encontraron rastros de grandes cambios relacionados con la historia de la vida en la Tierra y un contexto terrestre análogo a Europa. Descubrieron que la bacteria Candidatus desulforudis audaxviator sobrevive dentro de la mina sin luz solar por medio de la radiolisis del agua, la disociación de las moléculas de agua por radiación ionizante.
“Esta mina subterránea muy profunda tiene agua que se filtra a través de grietas que contienen uranio radiactivo”, dijo Galante. “El uranio descompone las moléculas de agua para producir radicales libres (H +, OH- y otros) que atacan las rocas circundantes, especialmente la pirita (disulfuro de hierro, FeS2), produciendo sulfato. Las bacterias usan el sulfato para sintetizar ATP [adenosina] trifosfato], el nucleótido responsable del almacenamiento de energía en las células. Esta es la primera vez que se ha encontrado que un ecosistema sobrevive directamente sobre la base de la energía nuclear”.
VIDA EN LA LUNA EUROPA
A juicio de Galante, el ambiente colonizado por las bacterias en la mina Mponeng es un excelente análogo del ambiente que se supone que existe en el fondo del océano de Europa. Según el estudio, junto con los adionucleidos, la pirita es un ingrediente crucial cuya presencia es indispensable para la vida en Europa. “Una de las propuestas derivadas de nuestro estudio es que las huellas de pirita deben buscarse como parte de cualquier evaluación de la habitabilidad de un cuerpo celeste”, dijo Galante.
Las posibilidades de encontrar pirita en una misión hipotética a Europa son buenas, ya que el azufre (S) y el hierro (Fe) son elementos que se encuentran en abundancia en todo el sistema solar. “El lecho oceánico en Europa parece ofrecer condiciones muy similares a las que existían en la Tierra primitiva durante sus primeros mil millones de años. Por lo tanto, estudiar Europa de hoy es en cierta medida como mirar atrás a nuestro propio planeta en el pasado. Además del interés intrínseco de la habitabilidad de Europa y la existencia de actividad biológica allí, el estudio es también una puerta de entrada para comprender el origen y la evolución de la vida en el universo\”, concluyó.